miércoles, 28 de noviembre de 2012

Nota: éste artículo, como el que antecede, corresponde a los resultados de los trabajos de investigación que estamos llevando a cabo. Mientras les damos un formato definitivo común, el "nanhorizonte" está acá. En el caso de esta contribución, la necesaria edición de las imagenes que contiene, hacen que por el momento solo se presente la introducción, como recordatorio de estilo y contenido. Sed condescendientes...

                                                                                                     
                                                                                                               
Desde el ágora del siglo XXI: deambulando, conversando, haciendo escuela desde encuentros en aula y de la plaza virtual de la red.
 Rolando Soto, primavera de 2012

“Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro [pero no descuides la lectura del presente en ese ejercicio]”               
                                                                                                         (Confucio, 479-510 A.C.)

Como alumno del curso transparencia y democracia, junto con un grupo de trabajo de alrededor de seis alumnos y la guía dinámica e informada de nuestro profesor Rainer, me he visto envuelto, abrazado y empujado por aquella fuerza que los protestantes dicen que mueve montañas, y que ellos llaman fe, que los teóricos de la emergencia llamarían “complejidad organizada”, y que un  convencido de las explicaciones semióticas de la cultura como yo, llamaría programas, recetas o “estructuras de significación socialmente establecidas” socialmente establecidos que encuentran explicaciones en su particularidad contextual, esto es, en el sentido común del grupo en que se reproducen, como diría Geertz, que constituyen su propia cultura. Esta fuerza no es otra sino la que generan las epifanías o revelaciones, que por cierto figuran en el panorama del globo desde tiempos inmemoriales entre antiguos pueblos primitivos alimentando los imaginarios de “magia” o, por ejemplo, “brujería” entre los Azande, y que en la actualidad nos acompañan desde renovadas formas, de la mano de diversas creencias / convenciones que las sostienen.

Así las cosas, la deriva estocástica y la emergencia como premisas y “hallazgos” del curso, nos han conducido a un punto crucial, un punto de inflexión y contingencia, con grandes perspectivas de cara al futuro, que irremediablemente demandan, como aditivo, un enfoque diacrónico para su comprensión concienzuda y seria.

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