9º
Congreso de Nanotecnología y Sociedad.
Renanosoma. Sao Paulo, Brasil.
Humanización de la tecnociencia: Paradoja y política. NooN (mediodía).
Y así, no será vano que sea ésta contribución, un saludo a
la coincidencia de lugares y personas -dónde al ser de su reflejo testigo, se
reconoce el sustento histórico en el pensar-, que vaya un homenaje a mi maestro
Claude Levi-Strauss, quien hace ya unos sesenta años y probablemente no más
alejado de unos cientos de metros del lugar donde hoy escribo estas palabras,
inauguraba con su libro Tristes Trópicos, el verdadero sentido de una
antropología que fiel al sentido etimológico de la palabra que la identifica, englobara toda acción y pensamiento humanos, y que así, tanto por marcar el horizonte de nuestra misión, al convertir nuestra práctica en una "astronomía de las ciencias sociales", como por traernos de vuelta en temáticas entonces inexistentes, habría de demostrar su transcendencia. También por tenernos hoy aquí, reunidos.
Ya que al aunar el relato de sus viajes a éste mismo Brasil, que hoy nos acoge, con la sólida línea teórica que articula psicoanálisis, marxismo y la geología, reproduciendo en un eco consciente la indisoluble relación ontológica que nos constituye, persona, sociedad, naturaleza, rendimos simultáneamente tributo a varias dimensiones significantes. Reconocemos las condiciones inconscientes de la historia que nos hace y hacemos. Al postular la modificación de la realidad por el sujeto que observa, y encontrar al final y al origen de la misma a los pueblos originarios, Nambikwara, Gé, Tupi-Guaraní, no solo tiende el puente entre las ciencias exactas y sociales -que la física cuántica no es así alejada de la sociología-, sino que al dedicar su investigación a los pueblos de las cuales la recoge, constituye en hecho fundador de toda ciencia, el reconocimiento a los valores éticos y morales que habrían de orientar cualquier esfuerzo intelectual por conocer.
Humanización de la tecnociencia: Paradoja y política. NooN (mediodía).
Rainer María Hauser Molina.
En viaje.
Cuando las perspectivas
habituales cambian, nos convertimos en nuestro propio objeto de investigación.
Establecemos el contexto y dimensiones de la mirada desde las condiciones del
movimiento en que nos encontramos y de los efectos de esa velocidad en nuestros
propios sistemas de procesamiento de información y comunicación. Sin pretender
desde el principio una relación mecánica e inmediata entre ontogenia y
filogenia de la especie, aunque no se me escape que al final, hayan de
coincidir la libertad de uno, con la libertad de todos, y que el postulado de
“hacer de la máxima subjetividad un hecho objetivo”, no debe llamar a la
confusión epistémica, es probable que como me ocurre, le esté ocurriendo a la
humanidad y que la velocidad de transformación en la que estamos insertos, ya suponga
que en el desayuno hayamos ingerido millones de nanopartículas, que nos vayan a
cambiar, sin que lo sepamos, ni nosotros, ni las nanopartículas.

Ya que al aunar el relato de sus viajes a éste mismo Brasil, que hoy nos acoge, con la sólida línea teórica que articula psicoanálisis, marxismo y la geología, reproduciendo en un eco consciente la indisoluble relación ontológica que nos constituye, persona, sociedad, naturaleza, rendimos simultáneamente tributo a varias dimensiones significantes. Reconocemos las condiciones inconscientes de la historia que nos hace y hacemos. Al postular la modificación de la realidad por el sujeto que observa, y encontrar al final y al origen de la misma a los pueblos originarios, Nambikwara, Gé, Tupi-Guaraní, no solo tiende el puente entre las ciencias exactas y sociales -que la física cuántica no es así alejada de la sociología-, sino que al dedicar su investigación a los pueblos de las cuales la recoge, constituye en hecho fundador de toda ciencia, el reconocimiento a los valores éticos y morales que habrían de orientar cualquier esfuerzo intelectual por conocer.
Si tratamos del área de
la salud y la nanotecnología, por ejemplo, recordemos que para la OMS: “salud es el completo
bienestar físico, psíquico y mental de los individuos y las sociedades”.
Abordamos así un campo enorme. Y que
claramente, no se encuentra próximo a
haber logrado sus objetivos. Bastaría recordar –nada mas como un ejemplo- que
uno de cada cinco habitantes del planeta no tiene acceso al agua, para dar
cuenta que a ese nivel básico, mínimo, esencial, no hay bienestar y que no
estamos así en el campo de la salud,
sino más bien en el de la enfermedad.
Sin considerar en detalle la pertinencia de referir a la globalización,
para dar cuenta de éste “desequilibrio”, diré que en mi país, Chile, hay cuatro
familias que son dueñas del 20% del PIB.
Pueden estar seguros que esa relación no se traduce en contribución
equivalente en lo que esas familias aportan en impuestos. Así, estos y la
política retributiva en general debieran además ser modificados.
No menos significativo resulta señalar también que ni la sociedad ni las enfermedades son las mismas y que no solo estas sufren mutaciones y emergen nuevas formas de enfermedad y transmisión, sino que además, la prevalencia de unas y otras, amenaza de diferente manera a nuestras sociedades. De acuerdo a estudios de la OMS, al 2030 (y siguiendo pautas de evolución global que ya se verifican en los países desarrollados, dónde por ejemplo el "estrés" se reconoce ya como causa gatillante de gran cantidad de enfermedades, disfunciones y muertes y así, empieza a ser abordada como un flagelo de salud pública), el 60% de las enfermedades serán "no transmisibles", cambiando el eje de atención.
En lo que concierne la nanotec, el asunto es mucho más claro. Pero sin que por ello, resultara menos complejo. En efecto, sabemos bien que es la nanotec y sus aplicaciones hace
rato que han dejado de ser asunto de investigación en el laboratorio, para
transformarse en productos comercializables, así sus promesas en cuanto a
producir mejoras sustantivas de la vida social y combatir los grandes problemas
de la humanidad, -el cambio climático, la pobreza, la producción limpia-, no se
hayan aún cumplido. No obstante, en lo que concierne sus relaciones con la
salud, y aunque debiera resultar insólito, sus efectos no son conocidos. Desde
luego, no hablamos aquí de sus aportes
específicos en nanomedicina, sino en términos más generales, en una perspectiva
de salud pública y el que haya píldoras con componentes de nanotec que permitan
liberar componentes activos en dosis exactas y de manera regular, para combatir
ciertas enfermedades, aunque maravilloso, no es sino una manifestación adicional
del absurdo a que referimos, porque da cuenta que la salud misma, las
condiciones de su ejercicio, las bases sobre las que se funda y los objetivos
que persigue, están mediados y determinados por el interés focalizado de
obtención de beneficios económicos, en lugar de responder a principios
generales de los cuales -a lo más-, estos últimos podrían ser parte.
Así decía el sabio
chino Yun Men, hace mil años, planteando con rigor y propiedad las exigencias
del campo complejo en que nos encontramos: “Cada frase debe contener el cielo y
la tierra, detener el flujo de los diez
mil arroyos y seguir cabalgando la ola”. Y si pudiera decirse que esto es como
decir todo y nada al mismo tiempo, no menos estaríamos de pleno en el ámbito
exacto de la temática que nos convoca, por cuanto bien se ha dicho de la
nanotecnología que al permitir la agrupación de determinadas características a
nivel atómico, es una “tecnología que no tiene producto”. Una reflexión sobre
lo más pequeño, es así una reflexión sobre lo más grande. Si nos preocupamos de
la nanotec, nos preocupamos del cosmos, si hablamos del Estado, hablamos de la
libertad.
Permítasenos así dar
cuenta de nuestra reducida y germinal, pero no menos importante experiencia en
la materia. La luz, es al cabo y al mismo tiempo partícula y vibración según
sea el medio por el que atraviesa. Cada uno de los avances en cibernética, área
disciplinaria en la que nos encontramos, -porque precisamente estamos hablando
de las relaciones entre productos y personas, tecnologías y sociedades-, tiene
la propiedad de ser al mismo tiempo elemento de control y aprendizaje. Para
mirar lejos, hay que mirar cerca.
Cuando asistimos a la
primera impresión de un libro completo en un trozo de ADN (en el que por
cierto, se podría meter toda la biblioteca del congreso de los USA y sobraría
espacio), cuando la reforma de salud de los USA contempla con carácter legal y
de manera obligatoria, la incorporación de chips emisores de ondas de radio
frecuencia identificatorios en la población, cuando podemos hacer gatos fosforecentes (que ya se
encuentran en el mercado) y tomates cuadrados, cuando vida sintética replicable
ya ha sido fabricada, cuando las semillas transgénicas resistentes a los
fertilizantes que el mismo monopolio produce, amenazan dejar sin sustento a la
población. Cuando la economía de mercado, avanza a una velocidad que solo
podría compararse a la sofisticación de las tecnologías que masifica, es
necesario que nos ocupemos de establecer marcos legales que permitan regular el
contenido y los efectos de impacto de las dimensiones desconocidas de su uso,
que el comercio no contempla.